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Sur de Tailandia ( 2 ) – Koh Ngai y Koh Tarutao

Plage de Koh Ngai

Playa de Koh Ngai

 

Y aquí está ese algo que se topó en nuestro camino!

La cuarta isla del paseo, llamada Koh Ngai o Ko Hai, no tenía cueva, ni asentamiento gitano, ni murciélagos, ni zona para bucear… pero tenía una playa larga protegida por un arrecife, tan bonita, tan tranquila, y de aguas tan claras, que tras ver que había algunos bungalows libres, a un precio razonable, decidimos bajar nuestras cosas de la barca (a pesar de que teníamos pagado el regreso a Lanta), y quedarnos allí. Por « suerte », la noche anterior habíamos tenido plaga de cucarachas y habíamos decidido cambiar de alojamiento, con lo que llevábamos las mochilas encima. El karma nos compensó la cacería de cucarachas regalándonos la oportunidad de quedarnos en una de las playas más bonitas que hemos visto jamás.

Y así, nos despedimos de nuestros compis de viaje en Lanta, y estuvimos casi tres días en total en Koh Ngai, simplemente caminando por la playa, relajándonos y con bañitos de vez en cuando. Para rizar el rizo, en esta isla se mueve brisa a la tarde, así que a la hora de dormir la sensación de calor es mucho menor. Estuvimos casi solos. Quizás 3 o 4 personas más en varios cientos de metros. Además, la isla tiene jungla justo detrás de la playa. El último día nos dimos un paseo, y descubrimos que había un resort abandonado entre palmeras cocoteras. Si lo hubiéramos sabido antes quizás habríamos ocupado un bungalow en ruinas jeje!

De ahí volvimos a tierra firme e hicimos un pequeño periplo para poder ir a Koh Tarutao ese mismo día. Pagamos un poco más caro el transporte pero creemos que valió la pena ahorrarnos una noche en tierra de nadie.

Tarutao es un parque nacional, de modo que no hay construcciones privadas en la isla. Hay algunos bungalows donde se pueden quedar los habitantes, y quizás sea la más deshabitada de todas las islas grandes de Tailandia: sólo viven los empleados del parque y pernoctan algunos turistas. Tras una primera noche acampando en la playa norte, nos fuimos a la zona más remota donde hay camino, a media isla, y nos quedamos en la bahía de Ao Sone, una playa de 3km compartida con una tienda alojando a 2 franceses, y un italiano-alemán muy simpático, que dormía en uno de los dos bungalows de Ao Sone. Soledad y retiro garantizados! La playa es enorme y es un buen relato del problema ambiental de Tailandia: Ahí no vive nadie, pero las corrientes traen la basura que la gente tira en cualquier otro lado, así que todo a lo largo de la playa, a una decena de metros de la orilla, hay una línea de 3km llena de sillas, zapatos, mecheros, botellas, latas y plásticos de todo tipo, que son una triste marca de hasta dónde llegaron un día las olas… y dan cuenta de la todavía pobre educación ambiental en general de los tailandeses (y posiblemente de más países vecinos)… esperemos que esto cambie 😦 Un punto positivo fue coincidir alli con Olczyek, un polaco que vive en su barco y que tenía que ir a Malasia a renovar su visa. Tarutao era su última parada y pasaba la noche en la bahía de Ao Sone. Un bohemio muy majete. Nos dio además un par de buenos consejos para visitar Angkor, en Camboya, porque el trabaja de vez en cuando allí como guía!

El último día en Tarutao fue posiblemente el mejor de todo el sur. Dimos un bonito paseo a una cascada entre zona de jungla, viendo algo de fauna, incluyendo dos serpientes pitón (no son peligrosas, salvo las muy grandes, pero incluso esas huyen de las personas en primera instancia). Yo obviamente me bañé en la poza, llena de estos peces que se usan en otros sitios para el « fish spa ». Después, ya de vuelta en Ao Sone, conocimos a Andrea, un italiano que había acampado durante 40 días en la cascada y también estaba en una de sus últimas noches en Tarutao! El tipo es un experto en supervivencia y al parecer había encontrado comida en la jungla durante buena parte de este tiempo! Preparamos la cena juntos, colándonos con permiso en la cocina del guarda del parque, y aprendimos a cocinar pad thai, con las indicaciones de la mujer del guarda, que se reía de ver a dos farang quitándole el trabajo. Tras una buena cena y una buena conversación, hicimos un fuego y nos metimos al agua a observar un fenómeno único de estas latitudes: el brillo del fitopláncton. Básicamente, cualquier movimiento en la superficie del agua hace que el plancton genere una luz verde durante un lapso breve, como la chispa de un mechero. Así que imagináos bañarse en la noche, a la luz de un fuego, y viendo cómo las olas, al romper, generan miles de puntos verdes que brillan en la oscuridad. Tras esto, nos fuimos a la tienda… y tachán! A la una de la mañana, y tras cuatro meses y medio sin lluvia en Tarutao, nos cayó tal diluvio que tuvimos que salir corriendo a la caseta del guardia y dejar la tienda. Por suerte, había dejado fuera la llave del bungalow, así que pudimos colarnos, secarnos y dormir tranquilamente en una cama seca con mosquitera…

Al día siguiente, el simpático guarda, Sangrit, se ofreció a acercarnos a la siguiente bahía al norte en su moto. Allí, esperando el camión/taxi conocimos a Eric, un francés ya envejecido, que resultó encantador desde el primer momento, con una visión de la vida muy interesante. No todo el mundo está dispuesto a alternar el limpiar baños en Ginebra unos meses para irse unos meses cada año a pasearse por Asia, y él lo hace con toda la felicidad del mundo. Tras taxis-camión, taxis-barcos y más transporte, llegamos de vuelta a Trang para pillar un bus a Bangkok!

Volvimos un poco apenados de ver cómo se está orientando el turismo de muchas zonas del sur de Tailandia, pero alegres de poder haber encontrado buenos rincones, conocido buena gente, disfrutado buenos momentos, y haber sido parte de unos paisajes dignos de película.

 

Koh Ngai

 

Nous ne sommes jamais rentrés… car… on a vu quelque chose en route!

La quatrième île de notre excursion fût l’île de Koh Ngai (ou Koh Hai) où il n’y avait pas grand chose à faire… mis à part s’assoir sur la plage et regarder son eau cristalline scintiller sous le soleil 🙂 La plage est protégée par un recife de corail qui fait que l’eau ne bouge pas et reste parfaitement transparente… Après avoir constaté qu’il y avait quelques bungalows libres le long de la plage pour un prix acceptable, on a descendu nos sacs du bateau et dit au revoir à nos compagnons de route! « Par chance », nous avions reçu une attaque de cafards de grande ampleur la veille et au petit matin, on avait décidé de ne pas rester une nuit de plus dans cet endroit! Nous avions donc toutes nos affaires avec nous dans le bateau et il ne restait plus qu’à les décharger 🙂 Une invasion de cafards nous a valu de rester dormir sur une des plus belles îles qu’on n’ait jamais vu 🙂

Nous sommes donc restés près de 3 jours et 2 nuits à Koh Ngai, à marcher le long de le plage en nous rafraichissant de temps en temps 🙂 Et le soir la brise qui y souffle y fait la chaleur beaucoup plus supportable, et on était presque seuls…

Plus à l’intérieur dans l’île, il y a une épaisse jungle, et si vous la traversez, vous découvrez un ancien resort abandonné au milieu d’une ancienne plantation de cocotiers. Si on avait su, on serait venus plus tôt y squatter un bungalow!

De là, on est rentrés sur la terre ferme, pour faire un bout de trajet sur route avant de nous embarquer pour Koh Tarutao le jour-même (chose peu simple 😉 ) Il faut négocier et savoir se faire avoir… mais ça valait le coup!
Tarutao est un parc national protégé, on n’y trouve ainsi aucune construction « privée » sur l’île. Il y a quelques bungalows pour les quelques habitants et quelques touristes qui y passent et c’est l’île la moins habitée des « grandes » îles du sud de la Thaïlande.

Nous avons choisi de camper pour notre première nuit sur le nord de l’île, puis comme on ne se sentait encore pas assez seuls face à la mer, nous avons poussé plus au sud, vers la plage de Ao Sone, dans un super taxi-camion :). Ao Sone est une plage de 3 km, que nous avons partagé avec deux français qui y avaient planté leur tente, et un alemano-italien qui dormait dans le bungalow voisin du nôtre. Solitude et calme garantis! Malheureusement, cette plage qui pourrait être paradisiaque et normalement propre étant donné le peu de visiteurs, il n’en est rien! Les courants marins y apportent les déchets des îles environnantes et tout ce qui traîne dans l’eau.. ainsi à quelques mètres de la mer, on trouve une ligne de déchets en tout genre, chaussures, chaises, briquets, bouteilles, boîtes de conserve, plastiques colorés… de quoi faire de belles chasses aux trésors… malheureusement! Peut-être les choses changeront-elles un jour…

Le dernier jour dans le sud fut d’après Victor le meilleur… il y avait un peu trop d’animaux peu attrayants à mon goût! Nous sommes allés jusqu’à une cascade perdue dans la jungle, en observant au passage les nombreux lézards, singes, insectes, et surtout pythons (dormant à une trop courte distance de notre bungalow!!) Il paraît que seuls les très grands sont dangereux… mais qu’est-ce qu’un grand python si celui qu’on voit est déjà très gros enroulé sur lui-même?! Victor s’est bien sûr baigné dans la cascade (moi j’étais calmée) ravi d’être dans un « spa fish » naturel, avec tous ces petits poissons qui lui mangeaient la peau.

De retour à Ao Sone, nous avons fait la connaissance d’ Andrea, un italien qui avait campé près de 40 jours au pied de la cascade, et était sur le point de quitter l’île. Le gars est expert en technique de survie et il a réussi a déniché de quoi se nourrir dans la jungle… il était en revanche très déçu de ne pas avoir vu de cobra royal, très présent dans la région…passons!

Lui et Victor ont appris ce soir-là à cuisiner le fameux pad thai(pâtes sautées) avec la femme du gardien, morte de rire de voir ces deux farangs se démener avec le wok. Puis nous avons enchaîné avec un grand feu sur la plage et avons découvert en nous baignant un phénomène unique en son genre: les phytoplanctons luminescents! (Je vous laisse regarder les images sur internet) En gros il s’agit d’un plancton qui génère de la lumière de manière très rapide à chaque mouvement de l’eau. Alors imaginez-vous, vous baigner au clair de lune, à la lumière du feu de bois, au milieu de millier de petits points verts lumineux qui s’illuminent à chaque vague… en vous souvenant aussi des pythons qui viennent bien sûr se rafraîchir aussi à la nuit tombée…!! Puis nous avons décidé de passer la nuit sous la tente… quand soudain, à 1 heure du matin, après plus de 4 mois sans une goutte d’eau sur l’île… l’orage éclata!! Le déluge était tel, que nous avons quitté en courant la tente qui s’inondait pour aller nous réfugier sous le toit du petit restaurant (et moi je manquai me perdre dans la forêt…). Heureusement le gardien avait laissé traîné la clef du bungalow et nous avons pu aller y finir la nuit au sec et sous moustiquaire (des fois que ça protège des pythons) !!

Le jour d’après, le gentil gardien Sangrit nous a emmené en moto à la baie suivante où nous pouvions prendre le taxi/camion pour aller prendre le bateau. Après une panne et un moment réparation, nous sommes arrivés à bon port! Nous avons même eu le temps de petit déjeuner en compagnie d’un sacré monsieur, Eric, plutôt dans l’âge de nos parents disons 😉 qui nous a raconté ses 50 voyages en Asie, qu’il s’est payé en nettoyant les toilettes du salon de Lausanne où il gagnait bien mieux sa vie qu’en France en tant que maître nageur! Un sacré personnage! Puis après le taxi-camion, et le taxi-bateau, nous sommes arrivés à Trang pour prendre le bus de retour à Bangkok. Il était temps de partir car la pluie tombait dru!!

Voilà, nous sommes rentrés vers le nord, un peu déçus du style de tourisme qui envahit le sud du pays. Mais tout de même contents d’avoir trouvé encore quelques recoins préservés, rencontré des gens sympas et intéressants et tout de même avoir vu des paysages dignes de décor cinématographique 😉

 

Koh Tarutao

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Sur de Tailandia ( 1 ) – Koh Phi Phi y Koh Lanta

Ao Maya (Playa en Phi Phi Ley)

Ao Maya (Playa en Phi Phi Ley)

 

 

Après une semaine à Bangkok, on prend un avion pour aller directement à Krabi, et de là aller voir ces fameuses îles paradisiaques de la mer d’Andaman.

Sans s’arrêter à Krabi, notre première étape fût Koh Phi Phi (prononcé pipi) qui est en fait composé de deux îles principales entourées de plusieurs îlots. Une seule des îles est habitée, Phi Phi Don, et son village, Tonsaï, est assez infernal… Mais c’est avant tout le paysage de la région qui nous a impressionné. Et Victor ne peut s’empêcher de vous faire une explication scientifique sur ces formations karstiques qui émergent de l’eau de manière si spectaculaire… en gros cherchez sur Wikipedia 🙂

Nous sommes donc allés à Koh Phi Phi pour faire de la plongée et passer le brevet PADI pour pouvoir (soi-disant, moi je m’en sens pas) plonger partout dans le monde sans moniteur… Plonger c’est quand même assez dangereux et j’ai découvert un tas de nouvelles manières de mourir…! Mais ça ne nous a pas arrêté pour autant, les eaux de koh Phi Phi sont spectaculaires et ça vous donne l’impression de plonger dans votre vieille télé pas écran plat, quand vous regardiez Nemo ou la petite sirène 😉 Si vous trouvez des zones encore peu polluées, les eaux sont assez calmes et limpides pour avoir une parfaite visibilité. Mais si vous voulez en profiter, dépêchez-vous car à ce rythme, dans quelques années il ne restera vraiment plus grand chose à voir de la biodiversité du milieu… Nous avons fait quatre immersions sur deux jours, et on a vu des centaines de poissons multicolores, même des requins (sur le moment j’avais pas réalisé, mais c’est mieux comme ça!) et une tortue énorme!! qui nageait paisiblement entre les rayons du soleil qui transperçait l’eau… (ma préférée de tous!!) Et quand vous sortez la tête de l’eau, vous êtes entourés par des plages magnifiques surmontées de roches impressionnantes. On n’a malheureusement pas de photos sous-marines, et même s’ils louent des appareils photos pour aller sous l’eau, on était bien trop concentrés sur tout notre matériel et les exercices à faire pour prendre des photos! Le plus flippant c’est quand il faut enlever et remettre son masque à 12 mètres de profondeur ou encore quand l’instructeur ferme la bouteille d’air et on se retrouve à étouffer jusqu’à trouver le câble de secours du voisin… donc pour les images vous regarderez Ushuaia 😉

Le problème dans ce paradis (y’en a un? me direz-vous!) … c’est le tourisme de masse! (et nous qui y participons…) Et bien sûr les habitants qui font tout pour soutirer l’argent des touristes au prix de détruire tout ce qui les entoure. Après le tsunami de 2004, une grande partie des îles ont été dévastées mais ça n’a malheureusement pas impulsé un nouveau modèle de développement… Le village de Tonsaï est un amoncellement de restaurants, d’hôtels et de bars où l’acool pas cher coule à flot pour alimenter les longues nuits de ces touristes en marcel, avec le logo d’une grande marque de bière et la casquette à visière plate sur le côté qui crie « amaziiiing bro »… vous voyez le genre?! Et puis bon, on ne vous parle pas de la drogue et oh mon dieu, surtout du problème des déchets que déversent chaque jour une telle quantité de touristes peu scrupuleux… Bon, chacun fait ce qu’il veut, mais le problème c’est que sur une île, pas facile d’éviter ce genre d’énergumènes qui écoutent du BOUM BOUM à n’importe quelle heure du jour et de la nuit! Et surtout imaginez comment vous reçoivent les habitants de l’île qui veulent votre argent, mais pas non plus avoir trop à faire avec vous…! Nous voilà donc bien tristes au pays des îles paradisiaques!!

En plus à Koh Phi Phi, la haute saison correspond à la saison sèche, il n’y a donc pas beaucoup d’eau disponible. Si vous ajoutez à cela des égouts à ciel ouverts ou mieux, qui circulent dans les caniveaux de chaque côté de la rue, des déchets parsemés par-ci par-là, des poubelles entassées dans un coin, et des gens bourrés qui pissent par dessus tout ça… ça vous donne une idée de à quoi ressemblent les quelques rues qui forment le village de Tonsaï. Les odeurs y font la loi, un peu de pipi, un peu de vomi, un peu de bière (éventuellement vomie), hmmm ça vous fait un mélange explosif!

L’île n’est pas préparée pour recevoir autant de personnes à la fois. Heureusement, nous avons eu de la chance et nous avons pu trouver une charmante petite Guest House dans la rue tranquille. Mais il ne faut pas se fier aux apparences et aux prix (c’était un peu cher), nous nous sommes réveillés au milieu de la nuit à cause d’un gros cafard qui avait décidé de se promener sur moi… et le lendemain matin, Victor avait les pieds recouverts de piqûres de « punaises de lit » (bedbugs=… On a plié bagages et trouvé un autre petit bungalow qui payait pas de mine mais où on a super bien dormi, na!

Après le brevet et les révisions, moment de détente avec nos collègues de plongée, Feng et Sway de Hollande. Nous avons loué un bateau tôt le matin pour aller voir ces paysages rendus célèbres par le film « La Plage » avec Di Caprio. (on n’a jamais vu le film, mais on y était!) Là c’était vraiment paradisiaque, on vous laisse apprécier les photos.
Après Koh Phi Phi, nous avons décidé d’aller sur une île plus tranquille et nous avons fait cap sur Koh Lanta. Les paysages y sont moins impressionnants, mais il y a de belles plages et une vue sur le coucher de soleil pas mal du tout. A Koh Phi Phi, nous avons fait la connaissance de Daniel et Aurora que nous avons retrouvé à Koh Lanta. Avec eux et d’autres Espagnols en voyage de noce connus en route , nous avons loué une moto et fait le tour de l’île. Nous avons donc roulé prudemment sur notre scooter (bah oui y’a une première fois pour tout!) jusqu’à l’extrême sud où il y a un parc national sympathique mais vraiment cher pour ce que c’est. On a aussi marché jusqu’à une grotte et une cascade, mais vu la sécheresse c’était plutôt un petit ruisseau, et surtout il y avait juste devant un amoncellement de bouteilles en plastiques…

Le lendemain nous sommes partis en excursion avec la même équipe, vers « les 4 îles  » comme ils l’appellent, car c’est faire le tour de 4 îles différentes, logique 🙂 Nous avons vu une île pleine de chauve-souris, un campement de hippies dans une grotte inaccessible, on  a plongé avec nos masques et nos palmes et on a traversé une grotte en nageant pour accéder à une plage où les pirates cachaient leurs trésors dans le temps, la « grotte émeraude », entourée à 360° par des falaises, dont le seul accès est par la grotte 🙂
Nous allions donc rentrer à Lanta après une ultime visite… mais quelque chose fit que nous ne sommes jamais rentrés…

 

Tras una primera semana por Bangkok, pillamos un vuelo a Krabi, desde donde partimos a las famosas islas del mar de Andamán.

Nuestro primer destino fue Koh Phi Phi, que en realidad son dos islas más varios islotes. Sólo una de ellas está habitada, Phi Phi Don, con un pueblo bastante infernal, llamado Tonsai. Luego explicaremos por qué nos pareció infernal. Tanto Koh Phi Phi como la franja costera enfrente, cerca de Krabi, están llenas de formaciones kársticas espectaculares. Para los que no sepan lo que es el karst, que si no recuerdo mal, todos estudiamos en la EGB, hay wikipedia y también Vickypedia: Va a ser el momento Vickypedia menos técnico de cuantos recordáis, sólo diré que estas formaciones kársticas son unos pedazo pepino de roca que emergen de la nada, al estilo de los cuadros de los restaurantes chinos. Creo que con eso no necesitaréis buscarlo en Wikipedia 🙂

En Koh Phi Phi, lo más destacable que hemos hecho ha sido bucear. Nos hemos sacado además el certificado PADI, que te permite bucear sin instructor en todo el mundo (bucear es potencialmente muy peligroso… en ningún sitio te alquilarán material de buceo si no estás certificado). Los fondos marinos de Koh Phi Phi son espectaculares, muchos arrecifes de coral calman las aguas y las mantienen suficientemente quietas como para que no la arena no se levante con el oleaje, así que la visibilidad es magnífica. Y, aunque estamos seguros de que ha ido a peor (se acerca la explicación sobre el lado infernal de Koh Phi Phi), todavía hay una biodiversidad enorme. En cuatro inmersiones hemos visto todo tipo de peces de colores, tiburones e incluso una tortuga enorme! Además, el paisaje de las islas es también espectacular, con pequeñas playas y picos al lado.

Qué tiene esto de infernal, diréis. Suena como el paraíso, no? Lo infernal es que esta isla ha sido prostituída al turismo de masas. En el pueblo se amontonan restaurantes, alojamientos, bares con alcohol barato y fiestas interminables, y turistas a lo hooligan descamisados, bebiendo a todas horas, llenando todo de basura, y por qué no, drogándose hasta el fin, porque si no uno no se puede divertir. En realidad no tenemos nada especial en contra de esto, simplemente nos parece un poco estúpido y huimos de ello en este viaje. Problema. Estás en una isla, no puedes huir tan fácilmente! Música BUM BUM  a todas horas de la noche, gente hablando fuerte en la calle… y los lugareños algo hartos de este tipo de turista, pero a la vez abriéndose de patas cuando el turista saca la billetera. Mucha gente con muy mal humor, y mucha gente con buen humor pero con la que quieres guardar distancias. Mal negocio para nuestro estilo de viajar!

En Koh Phi Phi, además, la temporada alta coincide con la época más seca, así que no hay mucha agua disponible. Si a esto le sumas que el alcantarillado va por la superficie en pequeños canales nauseabundos, y que a la gente no le sabe mal tirarlo todo al suelo o mear donde sea, el resultado es un pueblo pequeño, con poco más de 5 calles, y en 4 de las cuales huele a meado, vómito, cerveza agriada (o quizás vomitada), y hay mucha gente pasada de rosca. Además de que a cada paso te asalta algún « relaciones públicas » de algún bar! A decir verdad, el verdadero problema se podría reducir a que esta isla debería poder albergar la mitad de gente que alberga, pero el dinero ha llegado antes que el desarrollo, y no es fácil resistirse. Por suerte, pudimos encontrar alojamiento en la calle tranquila. Por desgracia, en nuestro primer alojamiento, algo más caro ya que queríamos confort, a pesar de lo bonito del sitio, nos despertamos en la noche porque a Helo le recorrió el cuerpo una simpática cucaracha. A la mañana siguiente yo tenía picaduras de chinches. Nos fuimos a otro sitio más barato y más básico y resultó ser mejor en este aspecto. En Koh Phi Phi, pagar más no es garantía de nada! Bucear en Koh Phi Phi fue muy bonito. La isla es bonita. Pero no volveríamos si sigue así. Desgraciadamente no cambiaron de dirección tras la tragedia del tsunami…

El último día estuvo mejor: pillamos un barco junto con Feng y Swai, dos compañeros del curso de buceo, holandeses de origen chino (curioso, hablaban holandés entre ellos y chino con sus familias). Nos fuimos a dar la vuelta a Phi Phi Ley, la otra isla, gracias a dios deshabitada y protegida. Es un lugar mágico. Absolutamente impresionante… Fue en una de sus playas, en Ao Maya (Ao = Bahía), donde se rodó la famosa película de La Playa. No me extraña nada que eligieran este lugar. Sin palabras! A la vuelta paramos en la bahía de los monos, ya en Phi Phi Don, la isla habitada. Son animales graciosos. Y cabrones. Muy cabrones.

De ahí fuimos a Koh Lanta. Una isla mucho más tranquila aunque con paisajes mucho más modestos. Koh Lanta tiene algunas buenas playas para zambullirse o para ver el atardecer en la playa o la terraza de algún bar. Nos quedamos un par de noches allí y planeábamos una tercera, pero algo se topó en nuestro camino 🙂 En Koh Phi Phi habíamos conocido a dos españoles, Daniel y Aurora, y quedamos con ellos en Koh Lanta para alquilar una moto y darnos una vuelta por la isla. Ellos habían conocido a otra pareja, Sergio y Raquel, con lo cual fuimos una tropa de 6 en 3 motos. El paseo estuvo divertido, llegamos hasta el extremo sur, donde hay un parque nacional, para el que se paga entrada, pero que no vale mucho la pena. También fuimos a una cascada y una cueva que había justo antes. Temporada seca = poca agua en la cascada. Pero lo pasamos bien.

Tras una cenita y un rato en la playa decidimos contratar al día siguiente un circuito para « las 4 islas », que son, efectivamente cuatro islas más pequeñas, en las cercanías de Lanta. Vimos más peñascos kársticos con murciélagos colgando de todas partes, un asentamiento de gitanos del mar, buceamos con tubo y aletas en un par de sitios con buena vista, y cruzamos un acantilado por una cueva para llegar a una impresionante cueva interior, llamada la gruta esmeralda. Un lugar muy impresionante, con una mini playa en la que estás rodeado de 360 grados de acantilado, sólo se puede salir por la cueva al mar… o escalando! Ya nos disponíamos a regresar a Lanta cuando ese « ALGO » se topó en nuestro camino…. pero eso ya toca en el siguiente artículo 😉

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Bangkok

El centro de Bangkok desde Wat Arun

El centro de Bangkok desde Wat Arun

 

Tras un mes y medio en Nueva Zelanda perdidos entre ríos, montañas, selvas, lagos y playas, motivo por el cual apenas teníamos batería o internet para mantener este blog al día, volamos desde Christchurch a Bangkok, con una escala en Sidney, ciudad que pudimos escrutar desde el avión en nuestro descenso desde las alturas. Y de ahí, otro avión más para Bangkok, donde nos espera Keaw… y un calor infernal! Perdonadnos que nos saltemos Nueva Zelanda, pero no os preocupéis, tenemos anotaciones y fotos suficientes como para publicar los artículos después sin que pierdan mucha frescura. Ahora toca Asia!

Bangkok es una ciudad de extremos y contrastes. No admite muchos términos medios, o te enamora o la odias. Millones de personas se desplazan todos los días a todas horas, a todas direcciones, en mitad de un tráfico sacado de las peores pesadillas de un taxista. Puestos de comida callejera a cada esquina con sopas de ingredientes misteriosos. Olores deliciosos y pestes insoportables. Baños meticulosamente limpios y cucarachas corriendo de vez en cuando. Pantallas gigantes anunciando todo tipo de productos e impulsando el consumo (tanto el consumismo como el consumo de energía, todo sea dicho!). Tuk-tuks coloridos y kitsch, con sus conductores siempre intentando timar a los « farang » (extranjeros). Sastres que te ofrecen trajes a medida de dudosa calidad a precios irrisorios. Descuentos « sólo hoy » y « especialmente para ti ». Rascacielos, palacios reales, un río enorme y enormemente sucio, centros comerciales de tamaño mastodóntico… Y de repente te sorprendes encontrando templos budistas con sus jardines, en los que, con suerte, puedes encontrar también el silencio a escasos metros de la vorágine.

Bangkok ha sido nuestra base de operaciones en nuestro periplo por el sudeste asiático, y por tanto hemos ido y vuelto bastantes veces y pasado bastantes días por aquí. Si tuviéramos que explicar todo lo que hemos visto, vivido, buscado o experimentado necesitaríamos unas cuantas entradas de este blog. Así que os vamos a contar lo que más nos ha gustado y/o sorprendido.

Primero de todo: la acogida de la gente! En el mismo aeropuerto, Keaw, la cuñada de nuestra amiga Kretinee, nos estaba esperando y nos llevó en coche hasta el apartamento que nos prestaron para este periodo. Tras un rato de cortesía para que nos ducháramos y descansáramos, nos llevó a cenar al lado del río, el Chao Praya, a un restaurante donde tuvimos un primer contacto con la auténtica comida thai. Y vaya primer contacto! Un festín de comida deliciosa… y para colmo ni nos dejó pagar una parte! Aún tengo en la mente el sabor del curry amarillo de cangrejo…. mmmmmm! Con Keaw volvimos a quedar, nos ayudó a encontrar un lugar donde hacer ropa a medida, y otra vez nos llevó a comer a un sitio delicioso! Otras personas que nos han acogido muy amablemente son Keng (el dueño del piso donde nos quedamos), aunque no habla apenas inglés y le vemos poco, pero se le ve majete, y Yok, que vive en el mismo piso y es muy maja. Además, nos ha llevado un par de noches de fiesta, incluyendo una noche « Beatles »! Phor, el hermano de Kretinee, nos llevó un día también a ver música en vivo y nos echamos unas cerves juntos. Y Kalayanee, su tía, nos llevó otro día a enseñarnos las mejores tiendas donde comprar electrónica y ropa « outlet » y encima nos invitó a un restaurante chino ES PEC TA CU LAR, donde hemos comido el mejor « pato Pekín » de nuestras vidas. Bienvenidos a Asia, aquí la gente puede ser extremadamente acogedora!

Por nuestra cuenta, obviamente hicimos el clásico circuito turístico. Lo que cada turista haría en Bangkok si estuviera allí dos o tres días, pero también mucho más: visita al palacio real y el templo del buda esmeralda, Wat Pho (espectacular), Wat Arun (un « must see »), paseo por el barrio chino topándonos con el mercado de las flores, subir al rascacielos más alto (desde ahí pudimos observar la locura de esta ciudad y el gasto energético que debe tener: luces y aire acondicionado por TODAS PARTES!), visitar museos algo pesados con tanto mamoneo y tanta alabanza al rey y la reina, perdernos por mercados el mercado de Chatuchak, lleno de jovenes creativos e infinitamente grande, descubrir que en Bangkok cualquier calle puede convertirse en un mercado en cuestión de un par de horas, pasear en barco por los khlong (canales) de Thonburi, si bien salió un poco caro y creemos que tiene que haber alternativas mejores, visitar casas típicas thai como la de Vimanmek o la de Jim Thompson… y, a pesar de estar muy explotada, recorrernos la zona hiperturística de Khaosan Road y comernos un « pad thai » en la calle. Y hablando de comer, mención especial merece un patio de comidas que descubrimos el día de renovar el pasaporte al lado de la embajada de España en la zona de Asok, donde por apenas un euro te llenas el plato de delicias y te pones las botas! Nos gustó tanto que otro día que fuimos a Asok nos pegamos una caminata específicamente para comer allí otra vez 🙂

Momento Vickypedia: la palabra « farang », pronunciada más bien « falang », significa, para los thai y los laosianos, extranjero. Pero no llaman farang a los birmanos o los camboyanos, más bien es una generalización sobre europeos y gente de pinta europea, ya que el primer contacto continuado lo tuvieron con los franceses. Para ellos, en su manera de pronunciar, la « France » = « Farang ». Así que cada vez que oigas esa palabra cerca de ti, posiblemente hablan de ti, y SÍ, te están llamando francés!

Un día especialmente divertido fue el segundo, cuando pillamos un conductor de tuk tuk que nos llevó a comer a un sitio que le gustaba (con sopa de fideos rica y barata), a visitar el « golden mount », dar un paseo por el centro, preguntar en un centro de información turística (que resultó ser una agencia privada « con el sello del gobierno »… mucho ojo con este timo en Bangkok), y nos dejó finalmente en Khaosan Road casi al caer la noche. No sabemos qué leches era la motivación de este hombre, pero fue super simpático con nosotros, incluso nos guió un poco en el Golden Mount, nos esperó al menos unas 4 horas para todas estas actividades… y luego no nos pidió dinero! Le dimos una buena propina, 200 baht, y se quedó con una sonrisa de oreja a oreja. De hecho primero saqué 300 baht y me dijo « no, no, that is too much! », y me negociaba a la baja la propina que nos aceptaba. Pero OJO: esto es tener una flor en el culo, al 99% de conductores de Tuktuk SE LA PELÁIS, con mayúsculas, y sólo quieren vuestro dinero. De hecho ni se molestarán en ocultarlo. Incluso os pararán en tiendas de joyas o sastres para intentar venderos algo, porque se llevan comisión sólo por acercarte. Y posiblemente este tampoco era la excepción. Una teoría que tenemos es que se llevaba una buena comisión de la agencia de viajes, por si nosotros caíamos en el gancho de pillar el paquete que nos ofrecieron (con un precio claramente hinchado). Aún siendo verdad la teoría, el tipo se portó muy bien, incluso nos guió un poco por el Golden Mount, y al fin y al cabo satisfacía nuestros intereses, se llevara comisión por ello o no. Cuando se lo contamos a un par de thais, no daban crédito. Tuvimos suerte. Nosotros no hemos tenido ninguna mala experiencia porque en general hemos evitado ir con tuktuk y siempre pillamos taxis con taxímetro: más rápidos, seguros, baratos y encima con aire acondicionado. Pero si queréis pillar tuk-tuk, que al menos una vez habría que hacerlo por ser exótico y aventurado, tened en cuenta que básicamente los conductores viven muy bien de timar a los « farang », y lo más probable es que intenten engañarte con numerosas tretas. No dudéis en rebajarles el precio a un tercio o menos de lo que piden, y negáos a que os lleven a tiendas! Sed agresivos en la negociación, porque ellos no perdonan una y te la intentarán colar siempre.  No todo es malo, ahora incluso a veces me divierto tomando el pelo a conductores de tuk-tuk que quieren tomarnos el pelo a nosotros y a alguno le he sacado una sonrisa de complicidad 🙂 Pero en general son cansinos, pesados, insistentes y deshonestos hasta la médula.

Como buena base de operaciones, hemos pasado días haciendo poco más que organizar fotos, escribir entradas del blog, descansar, lavar ropa… Pero ha sido productivo también! Hemos salido algún ratito por la noche y hemos conocido a los Beatles thai! Nos ha dado por hacernos un par de trajes a medida (yo uno de lino, Helo de seda), hincharnos a probar distintas comidas, algunas deliciosas, otras raritas cuanto menos, y también ir a templos fuera de la zona turística y perdernos por algún barrio y acabar tomando unas cervezas con gente con la que no podíamos comunicarnos verbalmente… Como a nosotros nos gusta!

Bangkok es el inicio, los intermedios, y el final de nuestro viaje asiático, y de verdad, nos ha dado tiempo a apreciarla en profundidad. Aunque sería mejor con 7 u 8 grados menos de temperatura y tres millones menos de coches y motos, la verdad es que la hemos disfrutado mucho! Y eso que aún tenemos que volver allá para nuestros últimos días!

 

Après un été frileux en Nouvelle-Zélande, perdus dans la nature, au milieu de montagnes, lacs et rivières,  parfois jungles et même plages, entourés de pingouins, dauphins, sandflies et vers luisants, nous prenons l’avions de Wellington à Christchurch après nos adieux à la chère toyota Corolla (vendue depuis, snif snif!) et à la Fédé et Daniel!
Depuis Christchurch (ville qui nous a impressioné par l’état de dévastation dans lequel elle est toujours depuis le tremblement de terre de 2011) nous quittons l’océanie pour l’Asie! Nous faisons escale à Sydney,  juste le temps de voir depuis le hublot le fameux opéra aux abords de l’océan et courir attraper notre avion. Et enfin , nous atterrissons à Bangkok accueillis par Keaw, sous une chaleur infernale!

Bangkok, on l’aime ou on l’aime pas, elle nous passionne ou elle nous stresse, elle nous enivre ou nous fait fuir… On a un peu hésité avant de se faire notre avis sur la question, et on penche finalement pour le côté positif, Bangkok, on l’aime!!

Bangkok est un ville pleine de contrastes, aux airs futuristes avec son skytrain et ses gratte-ciels modernes, entre lesquels se cachent quelques temples anciens aux abords de vieilles maisons sur pilotis. Bangkok ce sont des millions de personnes qui bougent dans tous les sens à n’importe quelle heure du jour ou de la nuit, au milieu d’un trafic digne des pires cauchemars des chauffeurs de taxis. Vous trouvez des mini-stand de nourriture montés sur roulettes à chaque coin de rue, plein d’ingrédients inconnus, qui tous mélangés vous donnent des souplettes pas mauvaises du tout! au milieu d’odeurs allant de l’appétissant à l’écoeurant, quelques cafards courants par-ci par-là bien sûr… Et des écrans géants, ou mini, partout, criant à tue-tête pour pousser à la consommation (Consommation matérielle comme d’énergie, c’est énorme!), des tuks-tuks multicolores et kitsch attirant le challand étranger « farang » passant par là, tentant de vous entourlouper dans les boutiques de costumes sur mesure de qualité douteuse et à prix défiants toute concurrence, où en plus vous recevrez une réduction « seulement pour aujourd’hui » et « seulement pour vous » 😉 ! Bangkok c’est tout ça, des immeubles ultra-modernes, des palais, une rivière énorme et des centres commerciaux scintillants à gogo… et soudain des endroits où trouver le calme près de temples bouddhistes, entourés de leurs jardinets où ruisselle l’eau et où l’on peut se reposer à l’ombre d’une frangipanier loin des tumultes urbains.

Nous avons décidé de faire de Bangkok notre base d’opération pour la suite de notre périple dans la région. C’est donc à plusieurs reprises que nous avons fait étape dans la capitale, et nous avons découvert trop de choses pour vous en faire la description complète et détaillée. Si la suite n’en a pas l’air, c’est un résumé!

Pour commencer, nous recevons un accueil très gentil des gens de là-bas. A l’aéroport, Keaw, la belle-soeur de Nee, vient nous chercher et nous accompagne jusqu’à l’appartement où nous logerons. Le soir-même, elle nous emmène même manger dans un resto super chic, sur les abords du fleuve Chao Praya, avec de la nourriture thaie délicieuse! Le style thai oblige, on n’a pas le droit de sortir un billet… ça commence! Nous garderons donc un souvenir ému de tous ces mets, (faut dire qu’on arrive de Nouvelle-Zélande, pas une destination gastronomique!) en particulier du crabe au curry jaune et de nos premières noix de coco 🙂 C’est également Keaw qui nous accompagne pour faire faire un costume sur mesure à Victor et nous emmène manger (encore!) dans un resto délicieux.
Puis Keng, le proprio de l’appart nous reçoit très gentiment sans nous connaître… ne parlant pas très bien l’anglais on se fait des sourires 🙂 et notre coloc, Yok est super sympa. Elle nous a même emmené à une soirée » Beatles » mémorable!!
On rencontre aussi le petit frère de Nee, Phor, pour quelques bières dans un bar à concert. Puis sa tante Kalayanee nous fait découvrir les bons plans shopping et nous fait goûter la meilleure cuisine chinoise qu’on ait jamais mangé!! Voici un aperçu de l’accueil en Thaïlande!

Puis de notre côté, on fait le classique tour touristique en nous éloignant un peu des sentiers battus: visiter le palais royal et le temple du bouddha d’émeraude, le Wat Pho et son bouddha couché gigantesque, le Wat Arun ou temple de l’aube avec une vue superbe sur la ville, se perdre dans les ruelles du chinatown en tombant sur le marché aux fleurs, monter en haut du gratte-ciel le plus haut de Bangkok et observer le grouillement de cette ruche infatigable, visiter quelques musées célébrant le règne du roi et la reine…, aller fouiner le week-end dans le marché sans fin de Chatuchak, au milieu des jeunes artistes fashion, voir la ville se transformer en quelques heures en un immense marché nocturne , se promener en bateau sur les « khlongs », canaux de Bangkok, dans la vieille ville de Thonburi (même en étant aux aguets, peut-être qu’on s’est fait arnaqué sur le coup là!), visiter les maisons traditionnelles comme celle de Jim Thompson (qui fit la soie thaie célèbre) ou à Vinmanmek… sans échapper bien sûr au classique tour dans la très touristique Khaosan road à la recherche de guides d’occasion et manger un « pad thai » au coin d’un trottoir. Dans le registre nourriture, on a découvert aussi une sorte de marché où l’on trouve toutes les saveurs de la cuisine thaie réunies, en plein du milieu du quartier des affaires d’Asok, où se trouve l’ambassade d’Espagne (où nous avons fait étape pour que Victor renouvelle son passeport). Pour moins d’un euro on peut charger son assiette d’un parfait déjeuner équilibré et observer la classe affaire thaie en plein péché de gourmandise. On a depuis fait le trajet exprès pour répéter l’expérience 😉

Traduction du moment Vickypedia: le mot « farang », prononcé « falang » signifie pour les Thais et les Laotiens, étranger. Mais il n’utilisent pas ce mot pour les étrangers asiatiques, seulement pour les Européens et tout touriste  qui n’a pas l’air asiatique. Le premier contact avec les Européens qu’ils aient eu fut avec la France, également prononcé « Farang ». Le terme s’est ainsi généralisé, et si vous entendez ce mot près de vous, vous êtes sûrement le sujet central de la conversation, et on vous appelle « français » 😉

On a particulièrement aimé notre deuxième jour dans la capitale, quand on est monté dans un tuk-tuk qui nous a emmené manger une noodles  soup dans une gargotte qu’il aimait bien, il nous a fait une visite du « golden mount », emmenés promener dans le centre, et bien sûr, en nous faisant stopper dans une agence de tourisme « certifiée par le gouvernement » pour nous vendre un tour tout planifié en Thaïlande à « prix très intéressant » (un des grands nouveaux attrape-couillons de Bangkok où beaucoup de touristes y lâchent beaucoup d’argent) pour finalement nous laisser à la Khaosan Road à la nuit tombée.On n’a pas bien compris quelles étaient les motivations de ce brave chauffeur de tuk-tuk, car on ne l’a même pas payé bien cher… il espérait sûrement une bonne commission de l’agence de tourisme, mais malheureusement pour lui on n’a pas mordu à l’hameçon, même après avoir récolté toutes les informations que nous voulions 😉 Ce n’est pas le cas de tous les chauffeurs de tuk-tuk qui sont plus que pénibles à vous harceler dans la rue et à vous anoncer des prix hallucinants… sans hésiter non plus à vous emmener chez les tailleurs ou les bijouteries où ils reçoivent une commission uniquement pour vous y emmener… Mais notre chauffeur a été très gentil. Il nous a montré un tas de choses au « golden mount » et nous a attendu toute l’après-midi, même si beaucoup ne nous croient pas! Mais en général on préfère se déplacer en skytrain ou en taxi, c’est plus sûr, plus rapide et y’a la clim! Mais le tuk-tuk c’est marrant et ça fait une expérience exotique où vous apprenez l’art de la négociation interculturelle (3A parle 😉 ) tout en gardant patience et sourire 😉

Voilà pour quelques aventures. Sinon Bangkok ça a aussi été l’occasion de ne pas faire grand chose, essayer d’actualiser « un peu » le blog, faire les lessives, dormir, entre quelques expériences culinaires et visites de temples, aller nous perdre dans les ruelles et finir en buvant des bières avec les locaux avec qui le seul vocabulaire que nous ayons en commun est le nom des équipes de foot… on aime!

Voilà, c’est là que les aventures asiatiques ont  commencé et c’est là qu’elles termineront. On l’apprécierait un peu plus avec quelques degrès de moins et quelques millions de voitures de moins…. mais ça fait partie du charme!

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Valparaiso :´(

Vole Valparaiso!

Vole Valparaiso!

C’est avec grande peine que nous avons lu les nouvelles venant de Valparaiso…  Plus de 2 000 maisons brûlées, 10 000 personnes évacuées, et plusieurs morts … On espère que la situation s’améliorera le plus vite possible. En attendant appréciez les photos et arriba Valparaiso!

Con mucha pena nos enteramos de las noticias que nos llegaron hace unos días de Valparaíso… más de 2000 casas quemadas, varias víctimas mortales,  y 10000 personas evacuadas! Sólo esperamos que la situación esté y vaya a mejor, en esta ciudad que tanto nos sedujo. Fuerza Valparaíso!

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Cajón del Maipo

Entre volcanes y valles glaciares

Entre volcanes y valles glaciares

Y llegó nuestro último fin de semana por América! Había que despedirse a lo grande y así lo hicimos. Habíamos hablado ya un tiempo atrás con Moya la posibilidad de hacer una excursión juntos, aprovechando uno de los dos fines de semana que teníamos por Santiago. Así que para el último finde, don Moyiya, amante de la montaña, nos propuso irnos bien arriba del Cajón del Maipo, a los baños Colina y la zona del glaciar del Morado. Salimos un poquito más tarde de lo previsto, ya que Moya llegó el viernes noche en estado satélite (un poco dando vueltas, se entiende jeje), y había que recuperar energía a la mañana. Así que preparamos material y ropa para el frío, nos montamos en su 4×4 amarillo limón, hicimos algunas compras de supervivencia, y nos lanzamos a la montaña!

La verdad es que no pilla lejos de Santiago. Santiago está en mitad de todo! En poco más de una hora te plantas en Valparaíso, o en zonas de playa cercanas. Si vas en dirección contraria, tienes valles de ríos que bajan de los Andes, con zonas para bañarse y descansar del ritmo de la ciudad, y si avanzas un poco más, llegas a montañas verdaderamente enormes, muchas de ellas volcanes dormidos… por si Chile no tuviera bastante con su exposición a terremotos y tsunamis.

Tras casi un par de horas, la segunda todo subida por camino de tierra, nos plantamos en los baños Colina, un lugar con camping y unas termas naturasles, con vistas espectaculares. Ahí echamos la noche, tras una cena clásica de camperos: pasta con salsa de tomate y queso 🙂 Nuestros vecinos eran un grupo de chicos del barrio de Puente Alto, en Santiago, la mar de simpáticos, estuvimos de charla con ellos, y más tarde nos dieron a probar la pata de cabrito que estaban asando… joder qué rica estaba! Luego nos echamos unas risas juntos e intentamos hacer algunas fotos nocturnas que no salieron del todo mal.

Tras dormir bien abrigaditos en una noche con un frío de cojones, nos levantamos pronto y nos fuimos a subir a la laguna del Morado. Nos metimos con el coche hasta mitad de valle (básicamente la zona plana), y de ahí comenzó la caminata. Un escenario espectacular: un valle glaciar en forma de U, donde se sentía la fuerza del río de hielo que debió excavar todo eso. Ni un árbol, todo pura roca y restos de desprendimientos enormes. Partes de la montaña tenían un color blanco casi puro, otras naranja, otras verde… todo un festival de colores. Y un sol de justicia que te asa, pero tampoco puedes quitarte capas fácilmente, porque el viento que corre es gélido, una especie de premonición de las vistas que te esperan arriba del camino. Seguimos el sendero al lado del bonito riachuelo que baja de los glaciares, y cuando llegamos arriba, una recompensa magnífica: un glaciar, con su laguna rojiza llena de polvo de roca triturada, y decenas de cascadas que caen por la ladera desde los hielos en las alturas.

Eso sí, la montaña no perdona! Por suerte nos dio tiempo a disfrutar un buen rato por allá arriba, con vistas soberbias, pero se comenzaron a formar nubes de tormenta cuando pensábamos en bajar, así que pusimos el turbo para descender. En la bajada nos cruzamos con gente que subía… buena suerte, chicos!

Y la última aventura del finde: la gasolina! Moya se había olvidado de que el coche, en modo 4×4 consume más, y más aún por esos caminos. Así que nos hicimos casi 50 km en reserva hasta encontrar la primera gasolinera disponible… jejeje. Cuando la vimos suspiramos de alivio, pero para ser sinceros, nos tiramos quizás 20 km en tensión pensando que el coche se podría parar en cualquier momento. Pero el bólido amarillo de Moya no es un cualquiera y cumplió como un campeón.

Una muy buena manera de acabar nuestro paseo Sudamericano. Ahora sólo nos quedaba preparar las mochilas para salir la tarde siguiente al aeropuerto, despedirnos de Moya y de Chile, y cruzar el Pacífico. Próximo destino: Nueva Zelanda! Chile nos ha gustado MUCHO MUCHO!


Voilà arrivé notre dernier week-end en Amérique! Pour terminer en beauté, Moya amoureux de la montagne, nous emmène en altitude, au « Cajon del Maipo ». Là il y a les eaux thermales de « Colina » et le glacier « Morado ». Donc après un petit déj tardif, (soirée du vendredi soir oblige) et quelques préparatifs pour un séjour en montagne, habits chauds et matériel de camping, nous montons dans le 4×4 jaune citron de Moya pour aller faire des courses et partir à l’assaut de la montagne!

Santiago étant au milieu de tout, rien n’est bien loin! A environ une heure vers la côte se trouve Valparaiso, et à une heure en sens inverse on se retrouve dans les Andes, avec ses rivières et ses eaux thermales pour se reposer de la ville, et pas loin non plus, il y a des volcans énormes!

Après deux heures de route, dont la moitié sur des chemins de terre pentus, nous arrivons aux bains de Colina et à son camping attenant, à la vue imprenable sur les montagnes gigantesques alentoures ! C’est là que nous passerons le nuit après un bon bain chaud et quelques masques de boue régénératifs! Nos voisins de camping nous ont heureusement aidé à planter la tente car la nuit venue nous étions bien incapables. Et enfin ils ont également partagé avec nous un bon gigot d’agneau, grillé au feu de bois qui a égayé nos pâtes à la sauce tomate 🙂 Les Chiliens sont fans du camping et du barbec! La soirée a donc duré tard dans la nuit et le froid avec des compagnons très sympas!

Après une courte nuit (très froide!), nous partons en direction de la lagune du « Morado ». La voiture garée dans la vallée, nous montons en direction du glacier, entourés des nombreux pics blancs alentours, dans cette énorme vallée en parfaite forme de U jadis formé par la force de la rivière de glace.. (je m’emballe haha!) Mais n’empêche, sans exagérer, nous étions accompagnés du roucoulis de l’eau qui ruisselle, et des petites fleurs jaunes qui poussent comme elles peuvent dans les cailloux 😉 Et étrangement certaines parties de la montagne sont plutôt rouges, oranges ou tirent sur le vert, un vrai arc en ciel 😉 Le tout sous un soleil brûlant, mais qui dès qu’il se cache vous laisse congelés par la brise qui court à ces hauteurs… Le glacier surplombant un lac teinté du rouge de la roche, dans lequel flottent quelques icebergs, surplombé par des cascades qui coule depuis la naige des hauteurs.

Puis sans trop tarder nous commençons notre descente sous des nuages annonciateurs de… pluie! Alors que d’autres commençaient leur ascension…
Mais voilà que ce n’est pas tout… nous pensant alors en sécurité dans notre 4×4 jaune citron, Moya commence à montrer des inquiétudes quant à l a réserve d’essence… nous voilà dans les glaciers, sous une tempête prête à nous engloutir, à rouler sur la réserve… cela dure pendant une bonne cinquantaine de kilomètres, jusqu’à trouver la station essence la plus proche! Mais tout est bien qui finit bine, on trouve même les fameux empanadas dont Moya nous a parlé pendant tout le chemin!

Ainsi s’achèvent nos aventures au Chili et en Amérique latine, on rempaquète les sacs à dos, et cap sur la Nouvelle-Zélande! La prochaine fois, on retourne au Chili et on fait le sud!!!

Ok, A l’heure d’aujourd’hui, tout ces événements ont eu lieu il y a deux mois et de mis, et c’est donc pourquoi nous allons faire un saut de Nouvelle-Zélande vers l’Asie où nous nous trouvons depuis heuuuu…. mi-mars! Et on essayera de vosu envoyer des photos de rêve de Nouvelle-Zélande 🙂

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Valparaíso – Street Art!

Estando en Valparaíso fuimos un día a Cerro Polanco, donde, según los del Free Walking Tour, estaban las mejores muestras de arte callejero de la ciudad. Así que cámara en mano nos subimos al cerro, e hicimos una buena recopilación que queremos compartir con nosotros. Lo particular de este lugar, es que las pintadas se hicieron con total connivencia de los dueños de las casas. De hecho coincidimos con un brasileiro que había venido específicamente a hacer un pequeño mural en una fachada… con el dueño de la casa al lado, observando cómo el artista ejecutaba su obra, algo que sería inaudito en muchos otros lugares! Aquí os dejamos una buena colección de fotos, para que disfrutéis un poquito con aún más colores de Valparaíso.

Etant à Valparaiso, on en a profité pour aller se promener au quartier de Polanco, où on nous a dit qu’on y trouverait les plus belles fresques de la ville. Nous sommes donc partis avec nos appareils photos en main (malheureusement avec peu de batterie 😦 ) pour tenter de vous faire partager nos découvertes 🙂 Bien sûr, à Polanco, chaque propriétaire donne son accord pour recevoir un graffiti sur ses murs. Et quand nous y sommes passés, nous avons rencontré un artiste brésilien venu spécialement pour réaliser une peinture, sous les yeux bienveillants du proprio admiratif devant l’évolution de l’oeuvre d’art!
Voici quelques photos hautes en couleur!!

 Unas imágenes valen más que mil palabras!

Quelques images valent mieux que mille mots 🙂

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Valparaíso (+Viña del Mar y Concón)

Valparaíso

Valparaíso

Tras el fin de semana con Moya por Santiago, entre semana nos vamos a Valparaíso y alrededores. Uno de los destinos más esperados, sobre todo por Hélo, de nuestro periplo Sudamericano! Allí nos encontramos con Sebastián, un Couchsurfer muy amable de Concón, y Aga, una chica polaca que estaba también de visita con él, a unos 20 minutos de Valparaíso y cerca de Viña del Mar, con quien echamos unas buenas risas y al que le tenemos que agradecer también por brindarnos alojamiento durante estos días.

Desde la tarminal de Santiago pillamos el bus que empieza a descender hacia la costa, considerablemente más verde que la capital, y nos deja en Viña del Mar, donde nos damos un paseíto de un par de horas hasta que vamos a Concón a encontrarnos con Sebastián. La primera tarde nos fuimos con unas cervezas y unos doritos a lo alto de una duna, a ver la puesta del sol sobre el Pacífico… con los cerros de Valparaíso a lo lejos iluminándose. Muy bonito! Pero nuestra primera visita a la ciudad fue el día siguiente.

Valparaíso es una ciudad muy muy muy especial y singular. Tiene una localización muy peculiar, desperdigándose sobre unas colinas (llamadas cerros por los locales) que suben directamente desde el mar. Tiene además un clima bastante bueno, similar al mediterráneo, y buena variedad de comida y pescadito fresco! Si a eso le unes una vida estudiantil muy activa, un puerto importante, una historia muy interesante, y una escena artística y cultural muy viva, con una cantidad de arte callejero que te deja boquiabierto, y un chorreo multicolor allá donde el ojo alcanza, el resultado es una ciudad única y extremadamente interesante.

Gran parte del encanto visual de Valparaíso reside en su caótico aspecto lleno de color. Momento Vickypedia: Valparaíso era, para los barcos que circunnavegaban Sudamérica (un itinerario común antes de abrir el canal de Panamá), el primer puerto tras Argentina al pasar el Cabo de Hornos. Los mercantes arrojaban al mar pesadas planchas de metal sobrantes y cargaban en su lugar cereal y fruta chilenos, que podían vender más caro en California, en plena fiebre del oro. Los habitantes de Valparaíso reutilizaban esas planchas para recubrir sus casas por fuera, ya que servían de aislante. Al ver que se oxidaban, comenzaron a pintarlas de colores, y así nació el característico estilo de las fachadas de viviendas en Valparaíso. Además de esto, Valparaíso vivió una temporada de gran auge económico, que se fue al traste precisamente con la apertura del Canal de Panamá, en 1912, con lo que se encuentran palacios y edificios bastante espectaculares, de los años anteriores a esa fecha, además de los graciosos ascensores, que te llevaban a partes más altas de la ciudad para evitarte subir varios cientos de escalones, y que en su mayoría siguen funcionando!

No podríamos recomendar un itinerario demasiado concreto en Valparaíso. Cada callecita tiene su propia pieza de arte, su propio graffiti y/o su propia vista del resto de la ciudad. Lo mejor quizás es perderse y disfrutar cada rincón lleno de creatividad. Nosotros hicimos un Free Walking Tour, que fue muy bueno, y nos explicaron muchas cosas de la ciudad, entre ellas lo del momento Vickypedia 🙂 Nos dieron un buen paseo por El Plan, centro de la ciudad, plano, a nivel del mar, el barrio del Puerto, supuestamente algo peligroso pero no de día, y los Cerros Alegre y Concepción. Nos contaron bastante sobre la historia de la ciudad y sobre más sitios para visitar, o donde comer o tomar una copa.

Uno de los sitios a los que nos recomendaron ir fue el Cerro Polanco, un poco alejado del centro, y supuestamente un lugar donde también hay que andar con cuidado, aunque nosotros disfrutamos del paseo. Hace un par de años hubo un concurso mundial de grafitti en el barrio de Cerro Polanco, y la verdad que el barrio se ha convertido en una obra de arte viviente, los resultados impresionan. De hecho impresionan tanto que se va a merecer un artículo propio en este blog, aunque será básicamente fotos y más fotos de arte callejero en Valparaíso!

Como colofón a nuestra visita a Valparaíso, hicimos un curso de cocina, donde nuestra profe, Inés, nos enseñó a hacer empanadas chilenas, ceviche, pebre y pastel de choclo, además de hacer una cata de vinos chilenos, que están bastante bien por cierto! Casi acaba en drama, porque a Agnes, una compañera londinense del curso, le mordió un perro justo al salir del curso… y casualidades de la vida, NO se había puesto la vacuna de la rabia antes de viajar, así que pasó un mal rato bien asustada. Pero al cabo de unos días nos escribió, « everything ok ».

Además, con Sebastián fuimos una noche a comer una rica chorrillana (básicamente una guarradilla de carne y huevo sobre patatas fritas), otra a Reñaca, zona de veraneo pijilla cerca de Viña del Mar, donde descubrimos que el famoso bocadillo llamado « Barros Luco », no era lo que esperábamos… resultó ser un bocadillo de lomo con queso (nosotros pensando que también llevaba aguacate y huevo… y para más decepción nos pedimos uno gigante para compartir). Pero para compensar, otro día nos hicimos un rico asado con Sebastián y con Aga, con lo que a la fascinación que nos generó la ciudad pudimos sumar una buena compañía 🙂

Si alguna vez os dejáis caer por la zona, no os perdáis Valparaíso. Os podemos asegurar que no habéis visto una ciudad así en vuestra vida!

Après le week end à Santiago, nous partons pour quelques jours à Valparaiso, voir à quoi ressemble cette fameuse ville légendaire! J’avoue j’étais pleine d’illusions, et je n’ai pas été déçue! Nous avons retrouvé Sebastian, notre couchsurfer et Aga, une polonaise également de couchsurfing à Concón (je réalise à l’instant comment sonne le nom de cette ville en français… prononcer: « Cone cone »!) à quelques 20 minutes de Valparaiso et proche de Viña del Mar, avec qui nous avons passé des bons moments et que nous remercions pour son accueil!

Après un voyage en bus d’un heure, nous arrivons à Viña del Mar, au bord de la mer, où tout est plus vert qu’à la capitale. Nous visitons cette station balnéraire rapidement avant de nous rendre à Concón (cone cone!) pour retrouver Sebastian. Pour bien commencer notre séjour nous nous rendons sur les dunes de sable pour siroter une bière devant le coucher de soleil sur la Pacifique, avec au loin les collines de Valparaiso.

Le lendemain nous partons explorer la ville! Valparaiso est une ville très spéciale et unique en son genre (en tout cas que je connaisse hehe!). Elle est située sur des collines qui s’élancent depuis la mer, et chaque colline a son quartier. Le climat est plutôt bon et surtout il y a des fruits de mer et du poisson frais tous les jours! Il faut y ajouter également une vie étudiante plutôt active, un port important, une histoire intéressante, des artistes créateurs de tous genres, avec en particulier un art de la rue très développé qui colore la ville dans tous les sens, ça vous éclabousse la vue et le résultat est surprenant!

Le charme de la ville vient avant tout de son mélange chaotique de couleurs. Moment Vickypedia: Valparaiso était pour les bateaux qui contournaient l’Amérique du sud avant l’ouverture du canal de Panama, le premier port après l’Argentine après avoir dépasser le Cape Horn. Les marchands laissaient derrière eux des lourdes plaques de métal qui ne leur servaient plus et transportaient à leur place des fruits et des céréales qu’ils pouvaient vendre plus cher en Californie, en plein dans la fièvre de l’or . Les habitants de Valparaiso utilisaient alors ces plaques pour construire leurs maisons, qu’ils peignaient en couleur pour éviter la rouille. Ainsi est né le style si coloré de Valparaiso! De plus, à cette époque, Valparaiso vivait une époque riche, de grand développement économique, qui s’est effrondré brutalement après l’ouverture du canal de Panama en 1912. C’est ainsi que l’on trouve en plein centre ville des ancien palais et immeubles très chic, antérieur à cette date qui sont restés à l’abandon depuis. On trouve aussi ces fameux ascenseurs (plus d’une vingtaine à l’époque) qui vous emmenaient en haut de chaque colline et vous évitaient de monter de raides escaliers! AUjourd’hui il en reste toujouts quelques uns en fonctionnement.

Chaque quartier a son propre charme à Valparaiso. Chaque petite rue a sa propre oeuvre d’art, son propre graffiti, et sa vue imprenable sur les autres collines. Il faut s’y perdre et apprécier chaque recoin! Nous avons opté pour faire un « free walking tour » où un groupe d’étudiants nous ont raconté un tas d’anecdotes sur la ville. Ils nous ont emmené faire une longue promenade dans le centre, « El Plan », la partie plate de la ville au niveau de la mer, dans le quartier du port (soi disant dangeureux) et sur les célèbres collines « Alegre » (joyeuse) et « Concepción ».

Sur leur conseil nous sommes allés visiter la colline de « Polanco », où il y a eu un concours international de Graffiti il y a quelques années, et malgré son air délabré avec ses petites maisons toutes brinquebalantes, le quartier est une véritable oeuvre d’art impressionante!

Pour conclure notre visite de Valparaiso, nous avons fait un cours de cuisine, où nous avons appris à cuisiner des empanadas chilliennes, un ceviche, du pebre (une sauce typique) et le fameux gateau de maïs. Le tout accompagné d’une dégustation de vins chiliens pas mauvais du tout! Cours cuisine qui s’est un peu fini en catastrophe, quand au moment de nous quitté notre collègue anglaise s’est fait mordre par un des nombreux chiens errants… mais tout s’est bien fini pour elle à la clinique.

Sebastian nous a aussi emmené manger le plat typique: la chorrillana, qui consiste en gros en un énorme plat de frites, recouvert de viande et d’oeufs, dans le resto typique inventeur de cette oeuvre d’art culinaire! Nous avons aussi découvert le grandissime célébrissime sandwich « Barros Luco », qui tient son nom d’un président qui l’aurait inventé… et qui consiste en fait ( à notre grande déception) d’un sandwich de rôti et fromage… Sebastian nous avait créé une grande expectative en nous disant qu’il y avait plein de choses dedans, avocat, oeuf et tout et tout… Bref, je pense que jepourrais donner mon nom à quelque sandwich du dimanche soir de mon propre cru! Sebastian s’est fait pardonner en nous faisant un bon barbecue 🙂

Nous pouvons rentrer satisfaits à Santiago et aller nous perdre dans la montagne! et si vous passer dans le coin, ne manquez pas Valparaiso!!

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Santiago de Chile

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Y finalmente ponemos nuestros pies en la ciudad desde la que le diremos adiós (o hasta la próxima) a Latinoamérica. Pero antes de irnos nos queda una visita a los Andes y también a la zona costera de Valparaíso y Viña del Mar. Aún queda un poquito!!

Santiago está situada en una zona más o menos llana entre los Andes y la cordillera costera del centro de Chile. Debido a que ha sufrido muchos terremotos desde su fundación, el centro histórico no está muy bien conservado (aunque hay cosas interesantes, esto no es su plato fuerte). Al menos a nosotros nos ha parecido la capital más habitable de las que conocemos en Latinoamérica. Mucho más limpia que La Paz (no hablemos de Lima), sin la eterna y pesada banda sonora de millones de claxones « por que sí » (recuerdos de Lima), y con una sensación de seguridad bastante grande (vuelvo a pensar en Lima). Santiago tiene, por lo general, calles más anchas, más árboles en las calles, un transporte público mejor y más fácil de usar… en fin, que parece más habitable. Para que no parezca que estoy haciendo bullying a Lima, diré que el patrimonio limeño es mucho más interesante y variado, y además se come muy rico… pero la ciudad era un poco infernal en muchos sentidos.

En Santiago, sin embargo, lo mejor han sido los reencuentros. Primero con Moya, amigo granaíno de la Erasmus, que ahora vive mucho más al sur aún que « Graná », y que sigue tal y como le recordaba! Con él nos fuimos a dar un par de vueltas interesantes por la ciudad. Nos contamos un poco las vidas respectivas, paseamos por el centro, rodeando el tristemente famoso Palacio de la Moneda (momento Vickypedia: ahí murió Salvador Allende durante el golpe de estado de Pinochet), subimos a los cerros de Santa Lucía (lugar de fundación de Santiago) y de San Felipe (con unas muy buenas vistas panorámicas de la ciudad con los Andes detrás. Exploramos « Sanhattan », la zona más moderna y pujante de la ciudad (incluyendo la búsqueda de una terraza con bonitas vistas que ya no existía… acabamos en otra, privada, de donde nos tiraron rápidamente pero tuvimos la vista jeje). También nos fuimos a Los Dominicos, donde descubrimos un mercado artesanal precioso entre jardines. También nos hemos pegado un par de comilonas buenas juntos y hemos tomado alguna copilla (recuerdo un cóctel dulzón, llamado « terremoto », muy popular en Santiago pero que no nos convenció mucho. Eso sí, fue copa tempranera, nada de quedarse tan tarde como en la época praguense. Todo esto en un fin de semana, porque llegamos viernes y el lunes ya estábamos camino de Valparaíso! Con Moya nos fuimos un finde después al cajón del Maipo, un muy bonito lugar que se merece un artículo en sí mismo!

Y el otro reencuentro fue con Verónica, compi de cursos de alemán en Berlín, y su hombre, Andrés. Visitamos su taller de chocolates y nos llenó una bolsa con todos los tipos… qué ricos!! Hasta Nueva Zelanda viajaron algunos, de tantos que nos dio! Estaban a tope y sólo pudimos coincidir con ellos una noche, pero lo pasamos de maravilla y nos alegramos mucho de verles.

Como véis, la ciudad de Santiago no nos brindó muchas aventuras, pero sí mucha alegría. Es notablemente más difícil hacer un buen artículo en este caso, pero igualmente os dejamos unas fotillos de algunos de esos momentos!

En la próxima preparad vuestros ojos para Valparaíso, creo que no he visto ciudad más fotogénica y singular!!

Et finalement nous arrivons à Santiago, où notre étape latino-américaine se terminera. Mais avant de nous en aller, il nous reste encore quelques aventures à vous raconter du côté de Valparaiso et des Andes!

Santiago est située dans une plaine entre les Andes et la cordillère de la côte du centre du Chili. Malheureusement comme la ville est située dans une zone sismique importante, le centre historique a beaucoup souffert et il ne reste pas grand chose au niveau architectural. Mais de toutes les capitales que nous avons visité jusque là, Santiago remporte la palme de la plus habitable à notre goût! Tout paraît beaucoup plus propre (bon, on regarde pas de trop près la couleur de la rivière, mais c’est toujours mieux qu’à La Paz où ils l’ont carrément enterré sous la ville pour ne plus avoir à souffrir les mauvaises odeurs!), nous nous entendons parler dans la rue, sans cette éternelle bande sonore de klaxons qui fait la loi au centre de Lima, et même si tout le monde nous dit de faire attention, on s’y sent étrangement plus en sécurité (qu’à Lima par exemple, mais ça c’est pas difficile!!) A Santiago on trouve des arbres et des petits parcs en ville, des rues larges et un système de transport public qui a l’air de fonctionner… voilà une ville qui nous a paru accessible en résumé! Mais pour ne pas faire de chouchou, Lima, La Paz ou Quito ont un patrimoine historique beaucoup plus intéressant, à La Paz les gens sont gentils et à Lima on mange très bien! Y’en a donc pour tous les goûts!

A Santiago le meilleur a tout de même était les retrouvailles (et connaissance aussi pour moi). Victor a retrouvé un ancien copain d’Erasmus, Moya, de Grenade et qui habite à Santiago. Il nous a donc emmené faire le tour de la ville, nous avons vu le fameux « Palacio de la Moneda » où Salavador Allende a été tué pendant le coup d’état de Pinochet, nous avons monté les collines de Santa Lucia où fut fondé Santiago et de San Felipe pour admirer le coucher de soleil sur la ville et les Andes alentours. Nous avons exploré les quartiers chics et modernes de « Sanhattan », la recherche d’une soi-disant terrasse avec belle vue qui n’existait en fait pas, nous a emmené au bord d’une piscine privée avec une vue panoramique imprenable 😉 Mais on s’est rapidement fait mettre à la porte :(. Nous sommes également allés dans le petit village de « los Dominicos », où chaque week end un grand marché artisanal prend place au milieu d’une grande place ombragée, très joli! Et bien sûr, (même si Lima gagne le thème de la nourriture) nous avons goûté à quelques spécialités culinaires pour égayer les papilles! (dans un resto appelé « La peluqueria francesa », le coiffeur français, au style salon de coiffure de siècle dernier sur plusieurs étages… intéressant!) On fait aussi un cocktail particulier à Santiago, le « terremoto » (tremblement de terre) qui est un mélange de….plein de choses! Mais je pense qu’il faut s’habituer pour apprécier…

Nous avons aussi retrouvé des amis chiliens, rencontrés à Berlin à l’époque des cours d’allemand de Victor, Veronica et Andrès. Après leur étape berlinoise, ils sont rentrés à Santiago et elle a ouvert son atelier de chocolat! On a eu plein de cadeaux chocolatés mhhhhhmmm! On en avait encore plein les poches pour arriver en Nouvelle-Zélande!

Après cette étape nous sommes allés à Valparaiso, d’où nous avons quelques centaines de photos de plus…ouvrez bien les yeux, on va envoyer tout ça!

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Valle de Elqui

Panorámica patatera del Valle de Elqui (es la única que echamos :(

Panorámica patatera del Valle de Elqui (es la única que echamos 😦

Tras volver de nuestra divertida e inesperada aventura por Los Choros, regresamos otra noche a Coquimbo, y a la mañana siguiente salimos al Valle de Elqui, con la idea de hacer una noche en Pisco Elqui y otra en Vicuña, donde coincidimos con un simpático CouchSurfer, Ignacio, y algunos amigos suyos.

Pillamos el bus desde Coquimbo, y cuando empezamos a aproximarnos a Vicuña, se empieza a apreciar el paisaje característico del Valle de Elqui: montañas seeeecas sin un árbol a ambos lados, y en medio un valle lleno de verde, viñedos, y algún huerto de aguacates, gracias al agua que baja de los Andes por el río Elqui.

El primer día empezamos por Pisco Elqui. Momento Vickypedia: el pueblo no se llamaba así anteriormente, pero dado que los chilenos y los peruanos llevan un litigio inacabable acerca de la denominación de origen del pisco, un mandatario chileno decidió cambiarle el nombre al pueblo, para hacer un poco más de fuerza en el debate. Obviamente no sirvió para nada, pero el pueblo se quedó con el nombre! Un lugar bucólico, bastante adormecido, y con un aire hippy-místico. Es un pueblo bastante pequeño, tranquilo, donde el tiempo pasa lentamente y no hay mucho que hacer salvo visitar una destilería, o alguna caminata por el monte que es mejor no hacer de día, por lo duro del sol. Algo muy interesante que ofrecen es ir a un observatorio cercano, para ir a ver el cielo nocturno, pero nos pillaba con luna llena y no pudimos hacerlo :(((

Un buen lugar para relajarse, de todos modos. Encontramos un bonito hostal con una piscina rodeada de flores, que nos vino de perlas para el calor! A la mañana siguiente visitamos una destilería, donde aprendimos el proceso para elaborar el pisco, el único pisco « bio » de Chile, y nos bajamos a pasear un poco al lado del río, donde hay además un par de campings muy bonitos.

Después nos fuimos a Vicuña, otra localidad bastante tranquila pero considerablemente más grande que Pisco Elqui, donde quedamos con Ignacio (llamémosle Nacho jeje). Con su primo Tambe, nos fuimos al vecino pueblo de Diaguitas, a tomar unas cervezas a la fábrica de Guayacán, unas cervezas artesanales del Elqui, y luego nos aprovisionamos para cocinar una auténtica paella, que dio lugar a una laaarga sobremesa y muy buenas conversaciones. Nacho y Tambe estuvieron un tiempo actuando como titiriteros, y tienen un par de títeres hechos por ellos que son una auténtica joya visual jeje. En concreto, el Jesucristo de Elqui, que nos dio un sobresalto cuando entramos en la habitación en la que íbamos a dormir.

Y a la mañana siguiente, nos fuimos a escalar con Nacho . Nuestra primera vez escalando en pared roca! La verdad es que dábamos pena, subiendo medio lloriqueando apenas cuatro metros de un total de unos veinte, que los demás dejaron atrás en un plis plas. Pero así son las primeras veces, jeje. Queda apuntado como intención al regreso a Europa: aprender a escalar! Lo mejor de todo, como de momento en Chile, la gente: nos quedamos con los buenos ratos con Nacho y Tambe, y su magnífico sentido del humor, y a la tarde ya tocaba salir a Coquimbo a reencontrarnos con Esteban, recoger nuestras cosas y pillar nuestro bus a Santiago, acercándonos a las últimas etapas de nuestra aventura Latinoamericana!

Après notre aventure inespérée à Punta de Choros, nous passons une nuit à Coquimbo avant de partir pour la vallée de Elqui, où nous allons passer une nuit à Pisco Elqui et une autre à Vicuña, où nous allons rencontrer un autre couchsurfer, Ignacio, et quelques uns de ses amis 🙂

Plus nous approchons de la vallée de Elqui, plus le paysage devient sec. Les flancs des montagnes sont totalement nus, sans arbre, et au milieu, la vallée très verte, avec des vignes, des avocats principalement et quelques autres cultures, toutes irriguées par l’eau arrivant tout droit des Andes par la rivière de Elqui.

Traduction du moment Vickypedia: Le village de PIsco Elqui ne s’appelait pas comme ça dans le passé. C’est à cause de l’éternel litige entre Chiliens et Péruviens à propos de l’appellation d ‘origine du Pisco qu’un responsable chilien a décidé de changer le nom du village afin de faire plus de poids dans le débat. Ca n’a servi à rien du tout, mais le nom est resté. C’est un endroit bucolique, aux airs mistico-hippies… Le village est tout petit, coincé entre deux montagnes désertes, très tranquille et où le temps passe lentement. Tout semble fonctionner au ralenti à la chaleur du soleil. Il n’y a pas grand chose à y faire, mise à part visiter des distilleries, aller marcher en haut de la montagne à la tombée du jour ou se prélasser au bord d’une piscine. La chose la plus intéressante que l’on peut faire là-bas c’est aller à l’observatoire pour y voir les étoiles avec des explications scientifiques à l’appui, mais nous sommes arrivés en période de pleine lune, donc encore une fois pas d’obersvatoire pour nous!

Pisco Elqui est donc un endroit charmant pour se relaxer (ou évacuer tout ce qui ne va pas dans les intestins…) et se rafraichir dans la piscine de l’hostel (ou faire des allers retours aux toilettes…) entourés de jolies fleurs et de l’odeur du raisin qui sèche au soleil. Le lendemain nous avons visité une distillerie (LA distillerie bio de pisco du pays) avec dégustation et promenade au bord de la rivière entouré de nombreux campings (ils aiment ça les chiliens!)
Nous avons continué notre route vers Vicuña, un village tranquille aussi mais plus grand que Pisco où nous avons retrouvé Ignacio, dit Nacho! Accompagnés de son cousin Tambe et d’une de ses nouvelles connaissances d’escalade, Emilio, nous sommes allés déguster les bières artisanales de Guayacán dans un village voisin, Diaguitas. La soirée s’est prolongée en dégustation de paella, vin et fromage de chèvre artisanal jusque tard dans la nuit! Nacho et Tambe ont été pendant un temps marionnettistes et nous avions quelques personnages en voisins de chambre! Entre autres le bras d’un Jésus Christ qui venait nous chatouiller les cheveux au dessus des toilettes…!

Le jour suivant nous sommes allés escalader avec Nacho. Je pense que c’était notre première fois à tous les 2, sur un vrai mur! Pour de vrai on n’a pas été très doués… mais Victor s’est pris d’une passion pour l’esacalade! En plus de tout ça, notre expérience avec notre couchsurfer et ses amis a été très sympathique et on a surtout bien rigolé!!
Le soir même nous rentrons à Coquimbo, faisons nos adieux à Esteban et courons prendre notre bus pour Santiago! (après oublier un sac sur le parking… mais vive le Chili, le sac fut retrouvé avant même le départ du bus!)

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Saludos desde Palmerston North

Queen Charlotte Track - South Island

Queen Charlotte Track – South Island

Bonjour!!!

Vous méritez une petite explication pour le retard certain accumulé ces dernières semaines sur le blog: Nous sommes en Nouvelle -Zélande depuis un mois déjà et la vie au grand air nous a laissé loin de la grande technologie!

Après une courte semaine sur l’île du nord, la visite à Palmerston North chez la Fede (pour ceux qui ont entendu parler d’elle 🙂 ), nous sommes partis pour l’ île du sud dans la brave Toyota Corona que Daniel et Fede nous ont prêté avec tout le nécessaire à camping. Entre randonnées, baignades dans multiples cours d’eau, lacs et océan, observation de maints animaux divers et variés, pêche à la moule, admiration de paysages impressionnants, montages et démontages de tente, recherche du soleil, mécanique de voiture, expériences  photographiques de ciel étoilé ou de vers luisants, consommation de plusieurs kilos de fromage, de pain et de flocons d’avoine, nous n’avons pas trouvé le temps, l’électricité et internet pour vous tenir au courant des aventures!!

Voici un échantillon de photos pour prendre votre mal en patience 🙂

Español:

Os habéis ganado una explicación por el retraso acumulado estas últimas semanas en el blog: estamos en Nueva Zelanda, y desde hace un mes estamos viviendo casi que al aire libre, y nos hemos despegado de las tecnologías.

Vendrán un par de artículos más detallados y con más fotos, y también los que faltan de los países anteriores (en Bangkok parece que vamos a disponer de más estabilidad para tener electricidad que haciendo camping por aquí), pero como ya son bastantes los que faltan, en lugar de haceros promesas, os vamos dando adelantos 🙂

Os podríamos dar más detalles, pero básicamente nuestro último mes se ha centrado en admirar paisajes sublimes, bañarnos en lagos, océanos, ríos y cascadas, y a veces pescar marisco a mano en ellos, pasear por las montañas, observar cielos nocturnos impolutos y tratar de fotografiarlos,  montar y desmontar la tienda de campaña, aprender algo de mecánica, conducir un simpático viejuno Toyota Corona, recoger autoestopistas y convertirnos en grandes amigos, y consumir grandes cantidades de queso! Pero en casi ningún momento hemos tenido un enchufe al lado, y como sabéis, estos bichitos electrónicos funcionan sólo si su batería está cargada. Pero bueno, fuera excusas y dentro fotos!

En principio esto es el snack, el plato principal vendrá, pero esperamos que disfrutéis con estos paisajes que nos han hecho soñar!

 

Playa en el Parque Nacional Abel Tasman

Playa en el Parque Nacional Abel Tasman

Abel Tasman - South Island

Abel Tasman – South Island

Angelus lake - Nelson Lakes

Angelus lake – Nelson Lakes

Rotoiti Lake - Nelson Lakes

Rotoiti Lake – Nelson Lakes

Milford sound

Milford sound

Rob Roy glacier

Rob Roy glacier

Wanaka

Wanaka

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