Pour notre dernier jour en Equateur, il fallait quand même qu’on fasse étape à Quito! La capitale culturelle de l’Amérique Latine, « The place to be « en 2013, La capitale qui vous aime… bref, que de grands mots pour publiciter la capitale 🙂
Mais il est vrai que Quito possède un joli centre historique (avec beaucoup de fumées de gaz d’échappement…) avec une belle basilique qui le surplombe, le panecillo (la vierge ailée) du haut de sa colline qui surveille les voleurs du quartier :-/, une paire d’églises surchargées de doré et d’enluminures à n’en plus finir, des parcs, des stations de vélos en location (pour les plus courageux, car en plus des pots d’échappement, Quito n’est pas très plat!), son quartier des affaires et puis l’immanquable « Capilla del Hombre » de Guayasamin.
Les avis sont partagés sur Guayasamin, mais on ne peut pas lui enlever son grand talent. Amoureux de sa ville natale, Quito, Guayasamin a peint tout eu long de sa vie en s’engageant pour les droits des peuple et la paix dans le monde. Une grande partie des œuvres présentes dans ce musée sont patrimoine de l’Humanité et sont dédiés à des peuples ou des pays en particulier.
L’entrée au musée comporte également l’entrée à sa maison personnelle, construite à flanc de colline, offrant une vue panoramique de Quito. Guayasamin a collectionné pendant sa vie des centaines et des centaines d’oeuvres qui couvrent littéralement tous les murs de sa maison. Il faut dire qu’il a été reconnu internationalement à l’âge de 23 ans et a donc pu profiter de sa petite fortune. Ce que lui reprochent certains, de ne pas avoir investi pour ce qu’il considérait comme son combat: le droit des peuples, l’égalité et la paix dans le monde.
Je connaissais déjà et décidément ça me plait bien 🙂 et pour les voyageurs, ne manquaient pas d’aller boire un café à quelques pas de là, au Omama 😉
Y nuestros últimos días por Ecuador han sido en Quito. Una ciudad en plena efervescencia, con anuncios de autobombo (posiblemente merecido) por todos lados, como por ejemplo los que anuncian que ha sido elegida la capital cultural de América Latina, « The place to be in 2013 » en Latinoamérica, etc etc. Mención especial reciben los carteles que indican la ruta de evacuación en caso de erupción volcánica (momento Vickypedia: Quito se asienta a las faldas del volcán Pichincha, de unos 4600 metros de altura y (por ahora) tranquilito, pero no extinto!
Quito tiene encanto, no se puede negar. Tiene un centro histórico que desprende cierta grandiosidad, con una basílica presidiendo el casco antiguo por lo alto en su parte norte, plazas amplias, iglesias resplandecientes (a destacar la de la Compañía, que debe tener tanto oro como una mina entera), el encanto del barrio de la Ronda de inspiración andaluza, o la casi siempre visible virgen del panecillo (nota: no subir a pie, la probabilidad de que te desplumen durante la subida es bastante alta, y más si tienes cara de gringo, como nosotros). Tiene otro centro más moderno, más al norte, por la zona de Mariscal, con sus parques, edificios de oficinas… y paseando por allí, uno tiene la sensación de estar en una ciudad occidental (y en cierto modo, a su manera, también lo es, no olvidemos que Latinoamérica es un popurrí de lo más variado en lo cultural). Hay hasta un sistema de alquiler público de bicis! Eso sí, a ver quien se atreve a ir por los carriles bici, con lo poco considerado que es el conductor ecuatoriano promedio… Aquí antes de cruzar hay que mirar cinco veces, aunque tengas el semáforo en verde! Y ya en el borde oriental de la ciudad, al lado de un parque salvaje, hay una joyita escondida: la Capilla del Hombre, de Oswaldo Guayasamín.
Este señor, que falleció en 1999, fue un artista de talla universal. Aunque le dio también a la escultura e incluso al diseño de joyas, es conocido por sus pinturas. No son precisamente finas. El tipo pintaba con las brochas más gordas que podía, si no directamente con espátula. Aquí podéis echar un ojo a su particular técnica (a partir del minuto 3:30 aprox.) http://www.youtube.com/watch?v=_4oat8kJJxE
Su obra giró en torno al sufrimiento humano, centrándose particularmente en el de los pueblos indígenas americanos. A edad muy temprana conoció el éxito (y con él, el dinero). De hecho, muchos le reprochan que nunca dedicara su dinero a intentar cambiar las situaciones que denunciaba con su pintura, sino a coleccionar. Era un coleccionista ávido, y de hecho al entrar a la capilla del hombre, también se adquiere la entrada para visitar su casa… y uno se queda pasmado con todo lo que le dio por coleccionar. La Capilla del Hombre es impresionante. Es un templo eregido al hombre, básicamente. Guayasamín, como humanista, reprochaba que se hubieran levantado templos al sol, a la luna, a animales, a dioses supuestamente poderosos… pero nunca al hombre, así que decidió levantar su propio templo. Guayasamín era también arquitecto, y diseñó el edificio e hizo las pinturas para su interior, siendo el sufrimiento humano su mayor inspiración. Es arte con mayúsculas. Para cualquiera que vaya a Quito, debería ser visita obligada.
Y bueno, también tomamos un café con vistas a Quito y el Pichincha desde un café cercano al museo, llamado Omama, en un pequeño conjunto de casas absolutamente preciosas, y realizadas por un estudio de arquitectura ecuatoriano algo bohemio y loco, llamado Barro Viejo. Por si alguien quiere hacerse su casa así, una preciosidad!